Agradezco infinitamente a la gente de la revista PL por enviarnos este ensayo escrito por Sergio Mendoza para que podamos verlo en la web:
El rencor es hermano de la ira.
El rencor es hermano de la ira, primo cercano del coraje y amante del odio. Es una aversión con un movimiento interno que va de menor a mayor, se añeja con el tiempo como si fuese un buen vino, se arraiga en nuestro cuerpo y se extiende a lo largo y ancho del ser. Puede uno pensar que ha dejado de sentirlo, que ha pasado, que se ha olvidado; pero todo lo contrario, esta ahí esperando cual pantera mirando a su presa, se inclina sigilosamente, se arrastra casi sin sentirse y cuando menos se le espera, da un brinco en la cabeza, volcando nuestro ser, sacando lo peor de cada quien.
Una vez de niño sentí rencor y creí haberlo olvidado, ahora me doy cuenta de que está aquí conmigo, crece con mis huesos y envejece con mi cuerpo, anda por la calles y acompaña a otra gente. Les sigue de cerca, toma su forma y se hace pasar por ellos, explota en arranques de momento: Cuando se presiona un botón, cuando se impactan dos carros, cuando empujamos a otros al pasar, cuando gritamos en un silencio desesperado de rutinas y manías.
El rencor me sigue a todos lados, es el pan mió de cada día, es el pan de todos, el alimento de nuestras vidas. Aquél que dice que no ha sentido el rencor, seguro miente o no ha vivido, pues cuál cólera o cáncer que carcome el alma también marca la diferencia y hace la vida grata. ¿Cómo es entonces? Es el rencor un tumor ¿maligno o benigno? Tendrá que ser ambas cosas, sin el negro no existe el blanco, sin el mal no existe el bien, sin el odio no existiría el amor y sin el rencor no sabríamos de simpatía ni mucho menos de perdón. Es entonces señor de otros momentos, enemistad entre vecinos, encono entre amantes, ¿Cómo sería la felicidad si fuese eterna? ¿Cómo serían las amistades si no existiera la antipatía?
Talvez de los males uno necesario, mas sin embargo, puede volverse un monstruo indomable, incontrolable e inexplicable. Puede llegar a andar sólo sin necesitar titiritero que lo maneje, convertirse en un mancha voraz que lo consuma todo a su alrededor, trasformando fácilmente nuestra vida en una obsesión. Es un rencor descontrolado padre de la venganza y esposo de la ceguera, volviéndose un sentimiento irrazonable que no ve mas allá de sus propósitos y su razón, vive por destruir a los demás y termina destruyéndolo a uno mismo.
Estoy conciente de que vivo con rencor, me he acostumbrado a él, fiel compañero, amigo inseparable, alimento de mi vida, pero siempre controlable. Quien venga a mí y me diga que jamás ha sentido el rencor, entonces yo le contestaré que jamás en la vida he padecido de una gripa. Estaremos entonces iguales los dos, el me habrá mentido a mí descaradamente y yo le habré devuelto la mentira sutilmente.
Sergio Mendoza Mendoza
El rencor es hermano de la ira, primo cercano del coraje y amante del odio. Es una aversión con un movimiento interno que va de menor a mayor, se añeja con el tiempo como si fuese un buen vino, se arraiga en nuestro cuerpo y se extiende a lo largo y ancho del ser. Puede uno pensar que ha dejado de sentirlo, que ha pasado, que se ha olvidado; pero todo lo contrario, esta ahí esperando cual pantera mirando a su presa, se inclina sigilosamente, se arrastra casi sin sentirse y cuando menos se le espera, da un brinco en la cabeza, volcando nuestro ser, sacando lo peor de cada quien.
Una vez de niño sentí rencor y creí haberlo olvidado, ahora me doy cuenta de que está aquí conmigo, crece con mis huesos y envejece con mi cuerpo, anda por la calles y acompaña a otra gente. Les sigue de cerca, toma su forma y se hace pasar por ellos, explota en arranques de momento: Cuando se presiona un botón, cuando se impactan dos carros, cuando empujamos a otros al pasar, cuando gritamos en un silencio desesperado de rutinas y manías.
El rencor me sigue a todos lados, es el pan mió de cada día, es el pan de todos, el alimento de nuestras vidas. Aquél que dice que no ha sentido el rencor, seguro miente o no ha vivido, pues cuál cólera o cáncer que carcome el alma también marca la diferencia y hace la vida grata. ¿Cómo es entonces? Es el rencor un tumor ¿maligno o benigno? Tendrá que ser ambas cosas, sin el negro no existe el blanco, sin el mal no existe el bien, sin el odio no existiría el amor y sin el rencor no sabríamos de simpatía ni mucho menos de perdón. Es entonces señor de otros momentos, enemistad entre vecinos, encono entre amantes, ¿Cómo sería la felicidad si fuese eterna? ¿Cómo serían las amistades si no existiera la antipatía?
Talvez de los males uno necesario, mas sin embargo, puede volverse un monstruo indomable, incontrolable e inexplicable. Puede llegar a andar sólo sin necesitar titiritero que lo maneje, convertirse en un mancha voraz que lo consuma todo a su alrededor, trasformando fácilmente nuestra vida en una obsesión. Es un rencor descontrolado padre de la venganza y esposo de la ceguera, volviéndose un sentimiento irrazonable que no ve mas allá de sus propósitos y su razón, vive por destruir a los demás y termina destruyéndolo a uno mismo.
Estoy conciente de que vivo con rencor, me he acostumbrado a él, fiel compañero, amigo inseparable, alimento de mi vida, pero siempre controlable. Quien venga a mí y me diga que jamás ha sentido el rencor, entonces yo le contestaré que jamás en la vida he padecido de una gripa. Estaremos entonces iguales los dos, el me habrá mentido a mí descaradamente y yo le habré devuelto la mentira sutilmente.
Sergio Mendoza Mendoza
6 comentarios:
eso si que es vivirla con rencor, ¿donde me compro la novela? ¿es en la que un señor se enamora de su hija?
No en esta novela es una mujer que se enamora de su padre, pero al padre nunca lo vez
si se ve al padre y si se enamoran y hasta procrean, mi mamá se descargo el archivo y le gustó
aqui dicen que sergio mendoza es un escritor mejicano, entonces por que no puedo comprar su libro en ninguna libreria de aqui?
es por que solo la venden por internet, mexico es chafa y solo publica cosas de kate del castillo y gente sin que decir
el malestar de sergio mendoza es la continuacion de cronicas?
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