Solo me faltan un par de capítulos para terminar (por fin) la primera temporada de Pretty little liars, la cual es mi gusto culposo y razón de mi dificultad para no dormir por las noches.
Y es que cómo no tener falta de sueño con una serie tan bien manejada (desde el punto de vista de misterio). Los guionistas han creado un rompecabezas de intrigas, personajes y situaciones que capitulo a capitulo parecen encajar y develar un secreto que al mismo tiempo parece interminable.
Francamente creí que después de los 10 primero capítulos mi interés se perdería (me preguntaba cuando tiempo me podía mantener entusiasmado el misterio detrás de la muerte de Allison), pero sucede que capitulo a capitulo solo me engancho mas y me sorprendo de la manera tan original y prudente con la que mantienen la trama vigente, sin cansar a aquellos que morimos por descubrir quien se encuentra detrás de todo este tétrico embrollo.
Esta serie retoma todos los elementos y valores de las novelas policíacas (asesino misterioso con capucha, guante y toda la cosa) aplicándolas a un panorama y entorno juvenil que lo refresca y renueva por completo.
Solo espero que las respuestas a los misterios planteados sean tan elocuentes y concisas como ha sido la construcción de la trama hasta el momento.
¿Quién diablos es “A”?
¿Jenna está ciega en verdad?
¿Qué diablos hace tan asqueroso y misterioso a Ian?
¿Por qué “A” está en todas partes?
Si saben las respuestas a esto, no me lo digan.
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