“Ángela ingresó a la casa de Rosa tan confundida como cansada por todo lo que le había tocado vivir. El interior estaba en penumbras, y sumido en un hondo silencio. El quejido del suelo de madera la acompañó hasta la puerta cerrada de su dormitorio. Se detuvo, inquieta: no, la puerta no estaba cerrada. Estaba entreabierta. Y ella recordaba perfectamente haberla dejado incluso con el seguro puesto. “
Con esas líneas me he enganchado a “Hacia el fin del mundo” la primera parte de “La trilogía del Malamor”. Este libro es sumamente especial para mí por muchas razones.
En primera me transporta dos años atrás cuando leí “Al filo de tu piel” y comencé mi correspondencia electrónica con su autor, José Ignacio Valenzuela, o como yo prefiero llamarlo “Mi maestro”.
Diversos tweets y correos electrónicos formaron una relación de la cual hoy me siento sumamente orgulloso, y de la cual he aprendido el noble oficio del guionista (José Ignacio ha sido mi mentor virtual en mi camino como escritor y me ha enseñado por lo menos el 60% de todo lo que conozco sobre guión).
Lo segundo a destacar es la maestría narrativa del libro. Si en su momento “Al filo de tu piel” me conmovió y transmitió un centenar de emociones, “Hacia el fin del mundo” ha arrollado por completo mi persona para transportarla a la historia que relata.
Para no dar gran detalle (ya que tienen que leerlo), La historia va de una maldición muy particular. Se trata de un mandato de brujería que condena a un pueblo a vivir sin sentir amor. Aquel que se atreva a contradecir esto, aquel que siquiera de muestra de amor, ¡Morirá!
Lo sé, la reseña oficial es más extensa y da más datos, pero yo he querido retomar la parte que me hechizó y me aferró al libro página tras página.
Mi maestro (José Ignacio) tiene la gran virtud de crear escenarios que se materializan frente a nosotros y que casi son capaces de envolvernos en colores, colores y sabores. Este libro va incluso más allá de esa gran facultad, transmitiendo la desesperación de su protagonista y la causa que la atañe llevándola al fin del mundo.
No obstante me queda claro que este solo es el inicio del viaje y que hay que esperar mucho más de Ángela (personaje protagónico).
Y les aclaro y advierto: José Ignacio Valenzuela es un maestro de los giros inesperados, así que no se confíen mucho de sus conclusiones y conjeturas, porque él no se tentará el corazón en darnos un vuelco con esta historia.
En todas las librerías de México ya podemos encontrar este libro bajo el sello de Alfaguara, así que no dejen pasar la oportunidad de obtenerlo.
1 comentario:
Pues se ve que está fantástico, la portada es una preciosidad y seguro que el interior está genial.
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