Siempre
he sido fanático del trabajo de Pedro Almodóvar (Con ciertas excepciones, por
ejemplo: La mala educación). Y por ello espero con asias el estreno de sus
películas. La ultima vez, con “Los abrazos rotos” tuve que entrar en batalla y
discusión, ya que la mayor parte de mis conocidos no se habían sentido
satisfechos por el film. Todo parecía indicar que “La piel que habito” iba a
repetir esa mala experiencia. Resulta que leí y escuché malas criticas de este
film, pues dicen que se queda corto frente al libro que dio origen a la
historia: “Tarántula” de Thierry Jonquet. Algunos califican de moralista a este
film, y en realidad no estoy seguro de que hayamos visto la misma película.
A mi
me encantó “La piel que habito”, su tesis con respecto a la venganza, la
identidad, la sexual y la codependencia; son sumamente bellos. No he tenido el gusto de leer “Tarantula” y
por ello desconozco si el film de Almodovar se queda corto ante su creudeza.
Aislando por completo el hecho de que tiene origen en un novela, “La piel que
habito”, como pieza cinematográfica,
tiene entrañables personajes, hermosos planos y secuencias, grandes actuaciones
y un giro de historia que te dejará helado. La música de la cinta es
simplemente perfecta.
Tomando
en cuenta todo eso, puedo decir sin temor a equivocarme que “La piel que
habito” es una de las entregas más memorables e impecables de su director.
Aquí
les dejo la sinopsis de la película:
Desde que su
mujer murió quemada en un accidente de coche, el doctor Ledgard, eminente
cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que
hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su
laboratorio, aprovechando los avances de la terapia celular. Para ello no
dudará en traspasar una puerta hasta ahora terminantemente vedada: la
transgénesis con seres humanos. Pero ése no será el único crimen que cometerá
en “La piel que habito”.
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